Cuando practicamos actividad física, nuestro cuerpo regula su temperatura a través del sudor y desprendemos mucho más con las altas temperaturas. Hasta aquí todo es obvio, pero, si sabemos que perdemos líquidos, ¿por qué en muchos entrenamientos la hidratación pasa a un segundo plano? Los primeros síntomas de la deshidratación (incluso cuando esta no supera el 1 o el 2%) ya son el aumento de la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca. Si aun así no nos decidimos a combatirla podemos llegar a sufrir cefaleas, disminución del rendimiento, calambres…
Por ello, es fundamental que nos hidratemos a la hora de practicar actividad física ¿Con qué bebidas? Recomendablemente agua o una bebida deportiva, que aporta electrolitos tan importantes como el sodio ¿Y cuándo debemos hidratarnos? Antes, durante y después del ejercicio.
Antes, durante y después
Comencemos por el principio. Al hidratarnos antes de practicar actividad física, preparamos al cuerpo para este mayor esfuerzo. En principio con beber aproximadamente medio litro de agua antes de empezar la actividad física sería suficiente. Sin embargo, en caso de que vayamos a enfrentarnos a una prueba especialmente dura, es recomendable comenzar con el proceso de hidratación incluso dos días antes de realizarla.
Durante el ejercicio, es importante que bebamos agua o las bebidas deportivas a las que nos referíamos anteriormente, que aportan elementos necesarios para el cuerpo y que perdemos con el sudor. Estas bebidas están especialmente indicadas si la actividad física va a durar más de una hora. En el caso de que nos decantemos por el agua, desde FEDA te recomendamos que esté fría y que, a poder ser, le añadas un poco de azúcar para conseguir que tu organismo asimile tanto el agua como el sodio más rápidamente. Puedes tomar como referencia la ingesta de 200 ml de líquido (unos dos o tres sorbos) cada 20 minutos de actividad.
Por último, aunque pueda parecer menos relevante, hidratarnos después de practicar la actividad física es igual de importante que hacerlo antes y durante la misma. Así, hay que comenzar a reponer líquidos cuanto antes y llevar a cabo esta ingesta espaciada durante la hora siguiente a la práctica.