La sociedad cada vez es más consciente de la necesidad de tener un estilo de vida saludable y de los beneficios físicos y mentales que ofrece la actividad física. Este es uno de los motivos por los que el número de corredores ha aumentado de forma significativa en los últimos años. Además, correr se ha vuelto uno de los ejercicios cardiovasculares más populares y una de las formas más eficientes para mejorar la condición física (Willems et al., 2007).
No obstante, el aumento de la práctica de actividad física también tiene efectos negativos como, por ejemplo, el aumento de las lesiones deportivas. Se estima que hasta un 70% de los corredores tiene actualmente algún tipo de lesión y que el 63% ha tenido alguna vez en su vida una lesión en el tren inferior, donde el 23% ha tenido molestias durante más de 6 meses (Niemuth et al., 2005, Hreljac, 2005). No obstante, un 80% de esas afecciones consisten principalmente en lesiones por sobreuso (generadas a lo largo del tiempo), situadas especialmente en las piernas y en la espalda baja (Hreljac, 2004; Walther et al., 2005). Este tipo de lesiones se producen mayormente en tejidos con poco riego sanguíneo, como ligamentos, tendones y cartílago, ya que se adaptan al estrés producido por la carrera de forma más lenta que los músculos (Walther et al., 2005).
Las lesiones en los corredores son complejas y dependen de muchos factores. Por ejemplo, el tipo de terreno, el calzado, la flexibilidad, la duración e intensidad de carrera, la frecuencia de entrenamiento, la debilidad muscular, las lesiones previas, las anormalidades biomecánicas, el sexo, el índice de masa corporal, etc. Tener un nivel bajo de entrenamiento (menor a 3 años) y realizar distancias excesivas (más de 32 km/semana) son también considerados dos factores de riesgo importantes (Daoud et al., 2012).
Un estudio reciente indica que los corredores iniciantes tienen más del doble de riesgo de padecer una lesión que corredores experimentados (Videbæk et al., 2015). Asimismo, los corredores con experiencia que han corrido probablemente grandes distancias durante mucho tiempo también son más susceptibles de lesionarse. En este sentido, podríamos considerar al corredor novato o popular con mayor riesgo de padecer lesiones por sobreuso en los miembros inferiores como fracturas por estrés o tendinopatías. Debido a esto, en estos casos es de gran importancia realizar un buen programa de prevención para evitar lesiones deportivas por sobreuso a largo plazo, optimizando y personalizando el entrenamiento teniendo en cuenta que los factores relacionados con el entrenamiento (intensidad, frecuencia, distancia, etc) influyen directamente sobre el riesgo de lesión (Van der Worp et al., 2015).
En conclusión, las lesiones más frecuentes reportadas por diferentes estudios son la periostitis tibial, tendinopatías de Aquiles y fascitis plantares. Por otra parte, hay que tener en cuenta que las lesiones en corredores parece que tienen un origen multifactorial, aunque se debería tener especial atención a las lesiones previas del deportista y realizar un programa de ejercicio físico preventivo, personalizado y específico.
Javier Alonso Álvarez
Doctorando en Ciencias del Ejercicio y Salud
Técnico Superior FEDA en Fitness y Entrenamiento Personal
Máster en Rendimiento Deportivo y Salud